Las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en el Sistema de Protección a la Infancia suelen haber crecido en contextos desfavorables, enfrentando numerosas dificultades, riesgos y situaciones problemáticas. En muchos casos, sus necesidades básicas no fueron cubiertas debido a la incapacidad de sus familias de origen para proporcionarles el cuidado y la protección que necesitaban. Además, no es raro que estas chicas y chicos hayan sido víctimas de diversas formas de violencia, maltrato e incluso abuso, situaciones que, en muchos casos, también vivieron sus progenitores en su propia infancia.
Por ello, es necesario romper con estos patrones negativos que se repiten en el entorno de origen y dificultan que se desarrollen saludablemente.
Las secuelas de estas experiencias tienen un impacto profundo en el desarrollo psicológico de las niñas y niños, generando importantes repercusiones emocionales, sociales, e incluso en su salud general. A menudo, el Sistema de Protección interviene para garantizar que reciban la atención necesaria. Generalmente, este proceso implica la retirada de su familia de origen y su traslado a un centro de protección, donde conviven temporalmente hasta que, en el mejor de los casos, se encuentre una familia acogedora que pueda responder a sus necesidades.
Para facilitarlo surge el programa «En Familia», cuyo objetivo es proporcionar un hogar estable que atienda sus necesidades y características específicas, tratando de evitar las largas estancias en los centros de protección y el riesgo de institucionalización.
El programa «En Familia» se centra en la creación de vínculos de apego seguro entre las niñas y niños y sus familias de acogida. Su historia vital está marcada por vivencias emocionales intensas y dolorosas, lo que los ha llevado a desarrollar percepciones distorsionadas del mundo. Estas experiencias han enseñado a las niñas y niños a desenvolverse en un entorno hostil, lo que puede manifestarse en comportamientos de aislamiento o, en otras ocasiones, en la adopción de un lenguaje violento y conductas agresivas. Por tanto, es fundamental que las familias acogedoras del programa «En Familia» sean conscientes de que estas son algunas de las maneras mediante las que expresan sus necesidades. Es necesario proporcionarles un entorno que comprenda y valide sus experiencias, miedos y preocupaciones y les ayude a entenderse a sí mismos y responder de manera más adaptativa con su entorno.
Las familias participantes en «En Familia» reciben un apoyo constante y especializado por parte de un equipo profesional compuesto por psicólogos/as, educadores/as y trabajadores/as sociales. Estas profesionales ayudan a capacitar a las familias en herramientas y enfoques orientados hacia una crianza terapéutica, lo que les permite abordar adecuadamente las complejas necesidades de las niñas y niños. Este acompañamiento es esencial para que las familias puedan establecer relaciones significativas y saludables, fundamentales para la reparación de las heridas del pasado.
El programa de acogimiento familiar va más allá de ofrecer un simple techo y alimentación. Su propósito es crear un entorno donde se desarrollen vínculos de apego seguro que ayuden a las niñas y niños a sanar emocionalmente y a reconstruir una identidad positiva, de manera más intensiva respecto a lo que puede hacer cualquier centro de protección. Al proporcionarles un espacio seguro y afectuoso, «En Familia» facilita que puedan explorar y procesar sus emociones, lo que les permitirá comenzar a visualizar un futuro diferente, uno donde se sientan valorados y comprendidos.
En conclusión, el acogimiento a través del programa «En Familia» juega un papel crucial en la reparación emocional de las niñas y niños que han enfrentado experiencias traumáticas.
La historia de vida de cada uno de estos jóvenes se convierte en una herramienta poderosa en el proceso de aceptación y superación de sus dificultades, gracias al apoyo de las familias acogedoras, que fomentan su bienestar y les permite plantearse un futuro lleno de posibilidades.