Si alguna vez te has preguntado cuál es la diferencia entre tutela y curatela, probablemente estés buscando una explicación clara y actualizada. Estas dos figuras jurídicas se utilizan para proteger a personas que, por distintas circunstancias, no pueden valerse por sí mismas en algunos o todos los aspectos de su vida. Sin embargo, no significan lo mismo ni se aplican a las mismas situaciones. En este post vamos a explicar cómo se diferencian hoy en día según la ley y algunos ejemplos.
Descubre la diferencia entre tutela y curatela con la nueva Ley 8/2021
Hasta hace poco, la tutela podía aplicarse tanto a menores como a adultos declarados incapaces. Pero desde la entrada en vigor de la Ley 8/2021, que reforma la legislación civil para el apoyo a las personas con discapacidad, la tutela para adultos desaparece. En su lugar, se introduce la curatela representativa, un sistema que respeta la autonomía de la persona y se adapta a sus necesidades específicas.
Este cambio significa que ahora:
- La tutela se reserva únicamente para menores en situación de desamparo o sin patria potestad.
- Las personas adultas que antes quedaban “sujetas a tutela” pasan a recibir apoyos mediante la curatela, que puede ser asistencial o representativa según el grado de ayuda necesario.
- El objetivo es ofrecer un sistema de apoyo flexible, pensado para fomentar la participación de la persona en sus propias decisiones.
Tutela: solo para menores de edad
La tutela es una institución jurídica destinada a proteger a menores de edad que no están bajo la patria potestad de sus padres, ya sea porque han fallecido, porque existe una situación de desamparo o porque la patria potestad ha sido privada judicialmente.
El tutor se encarga de velar por el bienestar del menor, administrar sus bienes y representarlo en todos los determinados actos que sean necesarios para su cuidado y desarrollo.
Ejemplos prácticos de tutela:
- Un niño cuyos padres han fallecido y necesita que un familiar o una persona designada judicialmente se haga cargo de él.
- Una niña en situación de desamparo, tutelado por una entidad pública.
- Un caso de patria potestad prorrogada, donde la tutela se extiende hasta que el menor alcanza la mayoría de edad.
En todos estos supuestos, la tutela implica representación total y requiere autorización judicial para ciertos actos importantes, como vender bienes o aceptar herencias.
Curatela: el nuevo sistema de apoyo para adultos
La curatela es hoy la figura principal para acompañar y proteger a las personas adultas que tienen dificultades para tomar decisiones por sí mismas. Puede aplicarse, por ejemplo, a personas con discapacidad intelectual, deterioro cognitivo o determinadas enfermedades mentales.
El curador no siempre sustituye a la persona en la toma de decisiones; su función se adapta al nivel de apoyo que cada uno necesita. Esta flexibilidad es una de las claves de la reforma legal.
Existen dos tipos principales de curatela:
1. Curatela asistencial apoya pero no sustituye en la toma de decisiones)
En esta modalidad, el curador acompaña para que la persona pueda comprender, valorar y decidir por sí misma. No toma las decisiones por ella, sino que:
- Explica las opciones y las consecuencias.
- Orienta en trámites y gestiones.
- Ayuda a comunicarse con terceros.
- Favorece que la persona mantenga la mayor autonomía posible.
Es el modelo preferido por la ley, ya que promueve la capacidad de obrar y la integración social.

2. Curatela representativa (puede tomar decisiones por la persona)
Se aplica cuando la persona, por sus circunstancias, no puede decidir por sí misma ni siquiera con apoyo. Aquí, el curador está facultado para tomar decisiones en nombre de la persona, siempre con supervisión judicial y respetando su voluntad y preferencias en la medida de lo posible. Cuando sea necesario, el juez puede nombrar un defensor judicial para representar temporalmente los intereses de la persona en situaciones específicas.
Algunos ejemplos:
- Gestionar la venta de un bien inmueble.
- Autorizar un tratamiento médico.
- Administrar ingresos y gastos de forma continuada.
En casos donde pueda surgir un conflicto de intereses, el tribunal designará las medidas de apoyo más adecuadas para proteger a la persona.
En Fundación Aldaba creemos que comprender estas figuras legales nos ayuda a crear entornos más seguros y respetuosos. Llevamos a cabo estos principios a través de nuestros proyectos de vida independiente y apoyo personalizado, donde acompañamos a las personas con discapacidad intelectual para que sean protagonistas de sus propias decisiones. Nuestros profesionales actúan como facilitadores, respetando siempre la voluntad y preferencias de cada persona. Sigamos construyendo juntos un mundo donde cada persona tenga el apoyo que necesita, sin perder su voz ni su derecho a decidir.